por aquel sendero donde una vez,
la primera de todas, lo que fue
comenzó; pasaba el tiempo en vano.
Hoy caminamos con el pelo cano,
ya no hay más tramos que recorrer ¿ves?
Es tiempo de abrazarnos a la fe
misericordiosa del Gran Tirano.
El destino nos ha jugado mal,
la existencia pronto terminará;
triste nuestro desenlace final.
Sólo nos queda el dulce manantial
de recuerdos donde ya brotará
alguna esperanza menos fatal.
28 noviembre 2010
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