Tu sombra se irá detrás de la mía, tus pasos seguirán mis huellas hacia el mal.
Tus manos no serán tomadas jamás. Tus ojos nunca volverán a brillar. Tus labios estarán sedientos de amor.
Tu cuello envidiará a tus senos por todos aquellos besos que pinté en ellos.
Tus muslos van a extrañar mi calor, y tu pubis, mi veneración.
Pero tu corazón, frío también, seguirá latiendo sólo porque sí, sin motivos para vivir, sin mí.
Esa es la mayor de mis maldiciones.
26 julio 2010
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