“Si fuiste cruel
conmigo y si hubo un día
en que apartando
tu alma de la mía
me hundiste en
el dolor y en la tristeza,
en prueba de que
mi alma te perdona
te mando con mi
amor esa corona
que anhela por
estar en tu cabeza…
que pues en tu
alma aún escondido tienes
algo de aquel
amor que me tenías,
si yo la
conquisté para tus sienes
en ellas debe
estar y no en las mías.”
Manuel Acuña, “La gloria”, V.
Si algún día decides amar
Escúchame, si algún día decides amar,
procura no olvidar para quién fueron tus besos,
tus caricias; también no caer en los excesos
del placer con disfraz de digno prez, que matar
tus sentimientos habrás con desengaños –mar
antediluviano de sombras pétreas. Y esos
gritos y lamentos que de antaño fueron rezos
para guardar l'amor, sólo habrán de alcanzar
aquel sitio donde el mundo pierde su color;
do rige oscuridad bajo el manto del sopor;
y sublímase toda idea de paroxismo.
Allí, aquí, donde nada vive sin amor;
supuesto que son amor y muerte uno mismo,
desalada estarás en el fondo del abismo.
18 marzo 2012
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