A comienzos del año 1428, se terminó el dominio de
los tepanecas y su Rey Maxtla sobre Tenochtitlán, Texcoco y Tlacopan. Anteriormente,
en el año 1424 México-Tenochtitlán había comenzado a servir al tirano de
Azcapotzalco, Maxtla, pues Itzcóatl y los señores mexicas creían que podrían
ser aniquilados si no se sometían de la mejor manera ante los tepanecas.
Por
primera vez en la historia de los mexicas, apareció el pensador y guerrero
Tlacaélel, que convocó al pueblo mexica para afrontar a los de Azcapotzalco con
honor, y sin cobardía, pues Tenochtitlán estaba destinada a ser una gran
ciudad. Primero convenció a Itzcóatl, luego se unió Netzahualcóyotl y
finalmente el señorío de Tlacopan formando así la Excan Tlahtoloyan o Triple Alianza,
y a partir de este momento la historia del pueblo mexica cambiaría
radicalmente.
Poco
tiempo después de la batalla contra los tepanecas, Itzcóatl, Tlacaélel y los
principales señores mexicas se reunieron para promover una doble reforma,
primero la concesión de títulos a los guerreros mexicas que habían destacado en
la guerra contra los de Azcapotzalco, y también la repartición de tierras entre
el rey, la nobleza, etc.
Otro
suceso importante fue la quema de códices tepanecas y mexicas, esta idea fue
del guerrero y pensador Tlacaélel, quien ulteriormente mandó reescribir la
historia del pueblo azteca, pero ahora los mexicas estaban emparentados con la
nobleza tolteca, Huitzilopochtli estaba situado al mismo nivel que los dioses
creadores de los diferentes soles, es decir con Tezcatlipoca y con Quetzalcóatl,
y aparecía el espíritu místico-guerrero del “pueblo del Sol”.
En
esos tiempos, Cuacuauhtzin era el señor de Tepechpan, su padre había muerto
joven y lo había dejado a cargo de su pueblo. Cuacuauhtzin fue un gran
gobernante y guerrero, obtenía grandes cantidades de oro y piedras preciosas,
majestuosos atavíos, y esclavos que llevaba a su palacio, pero también
escribía, era poeta.
Desde
su infancia, alrededor del año 1420, estuvo alejado de su padre Tencoyotzin, que
la mayoría del tiempo se encontraba en campañas militares. Entonces, muy joven
ingresó al Calmécac, en el que aprendió a leer y escribir náhuatl, y donde
estuvo hasta que tuvo la mínima edad para gobernar Tepechpan tras la muerte en
batalla de su padre.
Su
prematura soledad y posteriores desventuras lo marcaron de por vida, porque a
pesar de ser un gran guerrero, sus noches eran frías y turbias, no conseguía
dormir ya que demasiada obscuridad lo aterraba y solamente la luz de Luna lo
podía consolar, pero al pertenecer al “pueblo del Sol”, una sociedad guerrera,
no podía mostrar su afección al astro de Cemanahuac, nuestro mundo, por lo que
siempre estuvo oculto en su yollotl, corazón, y en un poema que escribió varios
años después, que no fue incluido en el diálogo In xóchitl, in cuicatl, “flor y
canto” en el año de 1490, hecho por los tlamatinime, sabios náhuatl, que
buscaban la verdad de los hombres, del mundo y de los dioses, pero por no
abordar ninguno de estos temas, fue excluido.
Por el año 1440, Cuacuauhtzin tenía
aproximadamente 30 años, su gobierno en Tepechpan era sólido y congruente, pero
él aún no era feliz, por eso vencía en las batallas, tanto era su odio hacia la
vida que no tenía compasión de quien se aventuraba a enfrentarlo y le daba una muerte
violentísima. Él tenía a su alcance todos los placeres terrenales que cualquier
macehual, campesino, desearía tener, sin embargo, no lo colmaban de alegría.
Su suerte cambió ese mismo año, cuando
fastidiado por todos los bienes que le
hacían infeliz, decidió hacerle un gran regalo al señor mexica Temictzin, lo
llenó de grandes cantidades de oro, joyas y esclavos. Como muestra de su
gratitud, el infante Temictzin, le ofreció a su hija Azcalxochitzin, pero
Cuacuauhtzin pensó que era muy joven para que se convirtiera en su esposa, así
que ágilmente la aceptó y decidió cuidar de ella hasta que tuviera edad
suficiente para llevar a cabo las bodas.
Desde entonces Cuacuauhtzin vivió su
vida de una mejor manera, esperando el día en que pudiera estar casado con
Azcalxochitzin y tener hijos para heredarles el poder sobre el pueblo de
Tepechpan. Fueron años increíbles para éste mencionado poeta azteca, se dedicó
a ganar batallas en nombre de su futura esposa y también fue un guerrero
reconocido dentro del imperio del “pueblo del Sol”, ya había dejado a un lado
el pesimismo que cargaba y se encomendaba ahora a la tarea de hacer feliz a
Azcalxochitzin mientras ella alcanzaba una edad adecuada para casarse con él.
Un año antes, Itzcóatl, tlatoani del
imperio mexica había conquistado Cuauhnáhuac, Cuernavaca, junto con Tlacaélel,
el gran genio de los aztecas, quien en ese lugar hizo que levantaran varios
templos para Tláloc y demás dioses, pero especialmente para Huitzilopochtli, a
quien empezaron a dedicarle abundantes sacrificios humanos en esa región del
imperio azteca. Itzcóatl murió en 1440 y lo sucedió Moctezuma I, pero Tlacaélel
siguió con su idea y objetivo de hacer del pueblo azteca el mejor de todo el
territorio mexicano, pues fue nombrado cihuacóatl, consejero, del mismo
Moctezuma I y su influencia prevaleció alrededor de 50 años desde que Itzcóatl
lo consultara, posteriormente Moctezuma I y finalmente Ahuízotl, notándose ampliamente
su pensamiento y concepción del “pueblo
del Sol”, hijos de Huitzilopochtli.
20 mayo 2010
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