(I)
Estancia eterna sobre la tierra;
cabe amarillas yerbas se muestra
–inasible desde la finestra–
l'árbol cuya hojarasca yerra
en el camino hacia las ramas
do ningún pájaro hace guerra
o canta entre sus secas ramas.
(II)
Días y noches se traspusieron
uno tras otro, blancos, sin percances,
hasta la llegada del abrasador
astro; sus ubicuos rayos hirieron
la oquedad de la madera –¡No lances
más rayos, oh, sol, pues con tu calor
has hecho brotar la más funesta flor!
Febrero 2012
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