Música

martes, 11 de diciembre de 2012

SONETO 481


El lenguaje es sólo una selva gramatical
donde el triste poeta, por mandato divino,
suele perderse: intenta buscar el camino
de regreso a su silencioso y querido erial.

El poeta no sabe qué camino tomar,
por lo que decide emplear sus artes de creador;
y comienza, por su ingenio, a perder el temor
de tener que hablar cuando él quiere callar.

Así, falsos poetas desgastan el lenguaje
y, de lo sublime y puro, hacen algo absurdo,
y que más que embellecerlo, lo vuelven lurdo[1].

Ésta es mi crítica del arte y su lenguaje,
que, para que en las cárceles rimadas encaje,
todo lo salvaje y natural deviene absurdo.


[1] Del francés lourd, pesado. 

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