- sobre el celeste apagado se inclina
el Sol triste que la Luna declina-
blanco vestido dibuja tu talle.
Y cuando te alejas de la colina,
parece que más de cïen abriles
pasan; el ave del amor no trina
-¡Cómo trinaba en los días febriles!-
mas que cuando tu figura regresa
a la catedral do tu amante reza
plegarias para que tu indeleble voz
entre personas, sombras, voces y ecos
persista a pesar de tu ausencïa
para que en días obscuros no temas.
¡Pensar que ya han pasado tres abriles,
y sigues saliendo a la calle, y quemas,
y ardes cual fuego de Luna; no temas
tampoco, niña, a tus encantos pueriles!
05 abril 2011
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