Primeramente de lo que hay que disponer es de tiempo, que se puede conseguir de un día o dos, o más, aunque si hiciera falta el mismo, se puede intentar comprar con cualquier relojero, o cualquier tienda departamental a meses sin intereses.
También, previamente se debe concertar el lugar más agradable para la lectura, por lugar más agradable puede entenderse: el sofá, la silla, la hamaca, la cama a la hora sin sueño ni sexo, o de pie en cualquier superficie estable donde se recargue el peso del cuerpo y quite esa carga mental que puede ser cargar con uno mismo hasta a la hora de leer.
A continuación, hay que familiarizarse con el autor. Parece dispensable saber que fue un barbón argentino nacido en Bruselas allá por 1914, hace casi cien años. Lo que ciertamente es indispensable, es saber que sus cuentos ofrecen alternativas al momento de asimilar lo leído, y más que alternativas, confusión entre los personajes, los narradores, sus palabras, él y el lector, causando, por ende, un sutil cuestionamiento sobre la comprensión lectora de quien ha decidido leer sus cuentos sin haber consultado con anterioridad Las instrucciones para leer a Cortázar.
Con la mayor brevedad posible la siguiente instrucción debe de tomarse: elegir el libro, cuento, poema, estrofa, verso, palabra, sílaba, fonema, espacio, o silencio que se desea leer del autor de Todos los fuegos el fuego. De antemano, hay que estar dispuesto a tropezar con palabras como dentífrico, cronopios o dioscuros en las próximas líneas.
Una vez consciente de todos estos hechos, se puede comenzar la lectura.
27 mayo 2011
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