Música

domingo, 20 de octubre de 2013

CLADOGÉNESIS

Fíjate, Maila, lo que es la vida.
Esos pajaritos que
cada mañana te despiertan
con su dulce y alegre canto;
esos pajaritos que ves en el parque
y que se persiguen, que dan brinquitos
y que si vuelan es poquito,
nomás para acercarse a otros pajaritos...

Fíjate, Maila, lo que es la vida
(no lo digo yo, lo dice la biología):
esos pajaritos tan bonitos de ver
en los parques
las mañanas de domingo
no siempre tuvieron su
piquito y su gargantita
para cantar en las mañanas
cerca de tu ventana,
no siempre tuvieron plumitas
del color que más  te gusta...

Ayer tenían dientes en el pico
y branquias en las plumas;
sus alas más bien eran aletas
que les servían para moverse en
las profundidades del océano,
también les servían las aletas
para alcanzar a otros pececitos y
comérselos,
porque eran tiburones, Maila,
¿puedes creerlo?
No lo digo yo, lo dice la biología.
Y hasta le pusieron un nombre
a este suceso maravilloso:
cladogénesis.

Pero no importa tanto el nombre
sino el hecho; el tiempo
(o quizá Dios, no lo sé)
es el que hace estos milagros:
ayer los pajaritos
eran horribles de ver, temibles,
y míralos ahora, son un amor
que hasta quieres tomarles fotos siempre
que puedes, como para no olvidar su color, su forma...
y su canto, ¿cómo lo recordarás?


Por eso, Maila, no estoy desesperado
por que me veas con buenos ojos.
Esperaré a mañana a que
mi canto te sea dulce al oído
y en los parques pueda acercarme
dando brinquitos
hasta tu mano
(que es tu boca)
y me des pedacitos de pan
del pan que te sobra, sí,
pero de tu pan.
Sólo tengo que esperar hasta mañana,
Maila. No lo digo yo,
lo dice la biología. 



19 octubre 2013

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