y de la muerte,
aunque ninguna de las dos me haya tocado.
Estoy harto del eco
y de la sombra,
aunque de mi voz no existan ruinas,
ni testimonio de mi cuerpo.
Estoy harto de palabras
y silencio,
que sin distinción vomito
sobre hojas y horas blancas;
que después de ensuciarlas
repito y rimo torpemente,
pues las creo bien pulidas y trufadas.
Estoy harto de no amar
ni ser amado
y querer gritar que ya no puedo
y solamente escupir tibios silencios
que se entienden como risas sin misterio.
Estoy harto.
18 octubre 2012
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