Música

domingo, 25 de noviembre de 2012

A CARLITOS LE ESTÁ SALIENDO UN DIENTE



A Carlitos le está saliendo un diente, el primero. Esta mañana mordió el pecho de su madre y ambos lloraron: él de dolor, ella de hambre. Sin embargo, ella se saciará cuando de noche su marido mordisquee sus pezones rosados y proceda a todo lo demás antes de que su pecho vuelva a su tamaño normal y ella se frustre por ello. Aunque él, Carlos, tal vez no piense lamerla esta noche porque está demasiado preocupado en resolver la deuda que contrajo al comprar la cuna para Carlitos, pues la crisis de este sexenio decuplicó el precio de los objetos; además, deberá de prepararse económicamente para comprar suficientes botes de leche en polvo y papillas de sobra para que su hijo no sufra de desnutrición, también para comprar los pañales de la nueva etapa y quizá, a reserva de lo que indique el médico, un chupón para que Carlitos se quite la comezón de las encías provocada por la erupción del calcio. Pero Carlitos seguirá llorando de dolor por culpa del pionero en la empresa de sonreír. Es cierto: la sonrisa duele. A Carlitos le dolerá dejar la teta que por meses lo alimentó para entonces dar paso a esa fotografía estéril que está al inicio en los álbumes familiares: la de la primera sonrisa, la sonrisa inmortal que pondrá como foto de perfil en las redes sociales cuando tenga edad suficiente para acceder a ellas. A Carlitos le dolerá morder su encía con su único diente cuando aprenda a abrir y cerrar su mandíbula sin chocar su diente de leche con el de carne para que su madre le dé de comer mientras los dos ven en la televisión que el número de muertos por la guerra contra el narco está a punto de llegar a cien mil: ella se preocupa por su hijo, él sonríe para su madre. A Carlitos también le dolerá saber que a los tres años tendrá veinte dientes para sonreír y toda una vida para llorar. 




25 noviembre 2012

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