Ni en tus sueños
ni en los míos
cabe tanta imaginación
para concebir
lo que tú y yo
hicimos
Todavía me pregunto
si es realidad
lo que a mi parecer
soñé
Tú eres ahora
mi mujer
tu cuerpo se fundió
con el mío
El encuentro místico
fue
de nuestros cuerpos
que alimentaron
toda la noche
el fuego
que ardía en nosotros
hace ya dos abriles
cuando
desde entonces
no imaginaba
más que rodeando
mis brazos
y mis piernas
tu cuerpo desnudo
Y así fue
Las palabras no me alcanzan
para describir
cómo fue
cuándo fue
y por qué fue
Tampoco me alcanzan
para saber
cuándo volverá a ser.
30 diciembre 2010
Cuando tus párpados caen
y una tranquilidad sublime te invade
mientras la respiración suave
en tu cuerpo produce movimientos
lentos, pasivos como el mar
a la hora del crepúsculo matinal.
Acostada y cubierta de sábanas
creadoras de relieves irreales
por donde se escapan destellos
de tu desnudez
gracias a los milagros,
a los azares de la vida
que me han dejado ver
las sombras de tu cuerpo
y los abismos de tu ser.
Entonces, un silencio se aproxima
y llena cada espacio vacío de tu cuerpo;
en la víspera parsimoniosa,
con una tangible hesitación
sobre la pesadez del aire
y la liviandad de tu persona.
De los resquicios que acompañan
tu soledad,
prontamente las células de un cuerpo salen
y se integran; es el mío que se vale
de la inercia y la energía
arrojándose hacia ti.
Asaltando rápidamente tu hermosura,
busco el encuentro de tus labios con mi voz;
estrechar tus manos y las mías;
enredar los muslos tú y yo...
04 febrero 2011